Huermur ha logrado que la Consejería de Cultura dicte una resolución expresa incoando la iglesia y convento de las monjas Dominicas de Santa Ana como Bien de Interés Cultural BIC, con la categoría de monumento, tras años de quejas, escritos y hasta una investigación del Defensor del Pueblo por los retrasos en la tramitación desde 2017.
La entidad conservacionista señala el enorme valor de este monumento de Murcia que tiene su origen en el año 1490, así como la excepcionalidad del rico conjunto de bienes muebles especialmente vinculados a la iglesia y monasterio que atesora, con destacadas muestras de escultura y pintura barrocas, así como elementos de patrimonio textil, orfebrería, joyería y bibliográfico-documental.
Huermur señala que con esta incoación se inicia oficialmente el trámite para que el monumento se declare mediante acuerdo del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma en el plazo de dos años, durante los cuales este patrimonio murciano ostentará la plena protección BIC de forma provisional.
La Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia (Huermur) ha logrado que la Consejería de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, dicte la resolución expresa por la que se incoa como Bien de Interés Cultural BIC, con categoría de monumento, la iglesia y convento de Santa Ana de Murcia. Esta reciente incoación y protección llega tras años de quejas, escritos y hasta una investigación del Defensor del Pueblo solicitada por Huermur ante la tardanza injustificada en incoar la protección cultural solicitada en 2017 por la entidad conservacionista, después de saber que había una solicitud de las monjas dominicas en 2016 más escueta y que no había sido resuelta.
Huermur señala que con esta resolución de incoación se inicia oficialmente el trámite administrativo para que el monumento se declare BIC mediante un acuerdo del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma en el plazo de dos años. La entidad conservacionista remarca que durante este plazo de dos años, que comienza a contar cuando se publique en unos días la incoación en el boletín oficial, el singular monumento ostentará la plena protección como BIC de forma provisional, por lo que le serán de aplicación todas las disposiciones de la Ley de Patrimonio en cuanto a conservación, autorizaciones de intervenciones y protección de su entorno.
La extensa resolución emitida por la Consejería de Cultura tras la solicitud de Huermur incluye un amplio entorno de protección de la iglesia y del convento de las dominicas con su huerto, englobándolos dentro de una manzana urbana completa con una superficie de más de 46.000 metros cuadrados (más de seis hectáreas), que garantiza que su entorno y paisaje urbano no sean alterados o se provoque en ellos una degradación que afecte a los valores del monumento.
En el mismo sentido se ha pronunciado el presidente de Huermur, Sergio Pacheco, señalando que “De nuevo estamos de enhorabuena, pues por fin se ha conseguido desatascar otro expediente de protección de los cajones de la consejería de Cultura. Han sido años de espera y de exigir esta incoación incluso pidiendo la ayuda del Defensor del Pueblo, pero por fin Cultura ha emitido la resolución y ya está todo encarrilado para que este patrimonio cuyos orígenes se remontan al siglo XV sea reconocido y protegido como se merece”.
El convento de Santa Ana, o como popularmente se le conoce, el convento de las Anas, es un conjunto monástico perteneciente a la rama femenina de la Orden Dominica, situado en la ciudad de Murcia. El convento tiene su origen en el siglo XV, aunque el inmueble que hoy se puede contemplar data del siglo XVIII y es uno de los conjuntos más representativos del barroco murciano.
En el mismo emplazamiento del convento actual, en el antiguo arrabal de la Arrixaca extramuros de la ciudad, se fundó un monasterio de monjas agustinas en 1398, también bajo la advocación de Santa Ana. Sin embargo, la llegada de las monjas dominicas a Murcia se produjo en 1490, provenientes de Jaén, patrocinadas por el deán de la Catedral Martín Selva. Éste fue quien les donó los terrenos que hoy ocupan, convirtiéndose en su mecenas.
A pesar de sus orígenes en el siglo XV, el inmueble actual es el tercero que ha tenido la congregación. Fue a comienzos del siglo XVIII, entre 1728 y 1738, cuando se realizaron las obras del edificio definitivo que podemos contemplar, cuyos autores fueron Fray Antonio de San José y Toribio Martínez de la Vega.
Desde Huermur señalan el sobresaliente valor histórico y artístico que representa tanto la tipología conventual como la iglesia de Santa Ana como testimonio de la evolución arquitectónica del Barroco en la Región, y la integridad de conservación de los elementos inmuebles y muebles que constituyen el conjunto. Igualmente, destaca el sobresaliente valor compositivo en el paisaje urbano de Murcia como testimonio de la antigua ciudad conventual del Barroco, la permanencia de uno de los últimos huertos urbanos, y su actual papel como hito urbano caracterizador del paisaje junto al vecino convento de Santa Clara la Real también BIC.
Otro de los puntos destacados en la resolución de incoación es la singularidad de los valores inmateriales vinculados a la iglesia y convento de Santa Ana, en particular los relacionados con el culto a la Virgen del Rosario y el voto anualmente renovado por el Ayuntamiento de Murcia, así como el valor histórico rememorativo representado por el relicario de la Virgen de las Lágrimas.
La entidad conservacionista remarca también la excepcionalidad del rico conjunto de bienes muebles especialmente vinculados a la iglesia y monasterio de Santa Ana que atesora, con destacadas muestras de escultura y la excepcionalidad del rico conjunto de bienes muebles especialmente vinculados a la iglesia y monasterio de Santa Ana que atesora, con destacadas muestras de escultura y pintura barrocas, así como elementos de patrimonio textil, orfebrería, joyería y bibliográfico –documental, según se detalla en el inventario realizado por la consejería de Cultura que engloba 210 elementos históricos que abarcan desde el siglo XVI al siglo XIX.