Huermur considera imperante la conservación íntegra del histórico azud del Malecón en el río Segura a su paso por la ciudad de Murcia, y junto a los molinos de San Francisco y los Álamos, pues se trata de un patrimonio del siglo XVIII, que constituye el último vestigio del anterior casal medieval de molinos urbanos de la ciudad de Murcia, que estaban ubicados enfrentados a ambos márgenes del Segura.
El colectivo conservacionista señala que este problema puntual de los barbos, así como diversas afecciones del tramo urbano del Segura, se paliarían con el aumento del caudal circulante, el respeto a los caudales ecológicos, acabar con los vertidos y la proliferación de algas, y una verdadera y contundente disciplina ambiental por la Comisaría de Aguas de la CHS.
Huermur recuerda que intentos de derribo de azudes en otras cuencas hidrográficas del país han acabado siendo paralizados por administraciones de cultura, los ministerios, o incluso por la Justicia.
La Asociación para la Conservación de la Huerta y el Patrimonio de Murcia (Huermur) defiende que el histórico y monumental azud del Malecón, que forma parte del conjunto de molinos de San Francisco y los Álamos, ubicados además dentro del Plan Especial del Centro Histórico Artístico de Murcia PECHA, se tiene que conservar y proteger de forma íntegra, pues es uno de los pocos patrimonios molineros del siglo XVIII que quedan en el río Segura. Este conjunto molinero constituye el último vestigio del anterior casal medieval de molinos urbanos de la ciudad de Murcia, que estaban ubicados enfrentados a ambos márgenes del Segura.
Ante la problemática surgida con el remonte de los barbos en el río Segura a su paso por Murcia, desde Huermur se recuerda que toda actuación sobre el patrimonio cultural debe ser respetuosa con este legado histórico de todos los murcianos, así como reversible y no destructiva, por lo que las acciones para salvar este desnivel por la fauna deben respetar íntegramente la estructura del azud, su conservación, y ajustarse a los mandatos de la legislación de patrimonio cultural.
El colectivo conservacionista, que ha participado en diversos encuentros de la Asociación Nacional para la Conservación y Estudio de los Molinos (ACEM), intercambia experiencias de defensa y conservación de azudes, ya que estas situaciones se han dado en diversas regiones de España, encontrando soluciones respetuosas con el patrimonio cultural y la fauna de los ríos. Además Huermur recuerda que intentos de derribo de azudes en otras cuencas hidrográficas del país han acabado siendo paralizados por administraciones de cultura, los ministerios, o incluso por la Justicia.
Todo ello se va a transmitir desde Huermur al presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, en la reunión programada para esta tarde en la sede organismo de cuenca, dónde se va a recibir a la asociación conservacionista.
Por los altos valores históricos y culturales del monumental azud del Malecón junto a los molinos de San Francisco y los Álamos en cada orilla del río Segura, así como por su unión al monumento BIC del Paseo del Malecón que es Monumento Nacional desde 1982, y que todos estos elementos de nuestro patrimonio conforman una de las pocas imágenes históricas que quedan en Murcia, Huermur solicitó su catalogación al amparo de la Ley 4/2007 de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia. La Consejería de Cultura ha reconocido mediante el oportuno expediente de incoación, los altos valores históricos del conjunto, así como su singularidad y la necesidad de protección integral de este patrimonio único en nuestra tierra.
Por último, Huermur recuerda que la actual configuración urbana del Segura, con los azudes de los molinos del Malecón y del Puente Viejo, lleva en esta situación los últimos siglos, y que los cambios que han podido alterar el río se deben a las presas hinchables y a la falta de caudal, que han convertido este tramo en una zona embalsada, por lo que las medidas deben ir encaminadas a recuperar la circulación suficiente y limpia del agua del Segura, y no a destruir el patrimonio que configura un paisaje cultural mantenido desde el siglo XVIII.